HUMEDALES
DEL PADUL: MANANTIALES DE VIDA
Hace
unos meses os hablaba sobre los humedales de la provincia de Granada
y os prometía hablaros más detalladamente de uno de los más
importantes, los Humedales
del Padul,
y como lo prometido es deuda, aquí os dejo esta muestra.
Nos
encontramos en una zona situada en el extremo occidental del Parque
Natural de Sierra Nevada,
junto al casco urbano de El Padul que ha sido catalogada como zona de
máxima protección y que fue incluida en el año 2006 dentro del
Convenio
Ramsar
(tratado de conservación internacional de humedales), Lugar de
Interés Comunitario (LIC), Zona de Especial Protección para las
Aves (ZEPA), y está incluido en el Inventario de Humedales de
Andalucía.
Los
Humedales y Turberas del Padul son los restos de un sistema fluvial
de inundación situado en el Valle de Lecrín, junto al macizo
montañoso de Sierra Nevada, y formado por subsidencia de una fosa
tectónica.
Este
complejo lagunar abarca alrededor de 80 hectáreas, si bien en siglos
pasados llegó a alcanzar cerca de las 500, y en él, nos encontramos
con ecosistemas de enorme valor ecológico con una enorme riqueza
vegetal y animal (siendo la ornitofauna lo más espectacular), además
se trata de una zona que incluso en los veranos más secos tiene
asegurada la presencia de agua.
De
manera que su importancia y por ende su protección, se justifica por
su riqueza
geológica
(es la única zona húmeda natural de Granada, cumpliendo un papel
muy importante en la regulación del ciclo hídrico), su importancia
biológica
(es uno de los humedales más importantes del sureste peninsular), y
su valor
científico
(es un referente indiscutible para los estudiosos del paleoambiente,
debido a la aparición con cierta frecuencia de restos de mamuts y
otros animales prehistóricos)
también
se han detectado restos arqueológicos del Paleolítico Medio,
característicos de la cultura Musteriense, que vienen a atestiguar
la existencia de grupos de Neandertales asentados estacionalmente
junto al humedal..
Si
hablamos de la vegetación,
sobra con decir que estamos en la mayor zona palustre de nuestra
provincia, así nos encontramos con espadañas, lirios amarillos, o
lentejas de agua.
Comenté
anteriormente que la fauna,
principalmente las aves,
son lo más singular que tienen estos humedales, ya que constituye un
“descansadero” natural para las aves migratorias, debido a la
inmejorable situación geográfica en la que se encuentra,
zampullines chicos, garzas reales, avetorillos, ánades reales, patos
cuchara, ánades silbones, porrones comunes, fochas cornudas,
polluelas chicas, agachadizas comunes, andarríos grandes, avefrías,
chorlitos dorados comunes, aguiluchos laguneros, aguiluchos pálidos,
cernícalos comunes, esmerejones, halcones peregrinos, águilas
perdiceras y culebreras, bisbitas alpinos, carricerines comunes,
buscarlas unicolores, pechiazules, pájaros moscones, y escribanos
palustres entre muchísimos otros.
Pero
además el humedal posee un conjunto considerable dentro de la fauna
vertebrada,
como sapillos pintojos, ranitas meridionales, galápagos leprosos,
culebras viperinas, eslizones tridáctilos, culebras de collar,
además de algunas comadrejas, ratas de agua y algunas carpas además
del pez cacho.
Con
todo esta diversidad de vida, nos encontramos con un paisaje,
totalmente diferente a los que podemos disfrutar en el resto de la
provincia, coronado por el Cerro del Caballo, y formado de zonas de
cultivo y zonas encharcadas, surcadas por canales de drenaje
(llamados madres) que datan de los siglos XVIII y XIX, además esta
zona ha mantenido una tarea tradicional, que ha sido la extracción
de turba, situada en el subsuelo de lo que fue la antigua laguna, lo
que ha posibilitado la existencia de pequeñas lagunas.
Esta
zona, también presenta problemas,
debidos principalmente a la presión humana, la extracción turbera
indiscriminada, que deseca el humedal y destruye los yacimientos
paleoambientales de los que he hablado, también se han detectado
efluentes de la depuradora del El Padul en las aguas, incendios
periódicos del carrizal y la presión urbanística del entorno, el
hormigón y el ladrillo.
Disfrutemos
de esta zona, de su paisaje, de su luz, de su vida, de sus caminos y
veredas, como la ruta de las fuentes y manantiales de la laguna de El
Padul, con sus frescas fuentes, de la senda del álamo, de su Camino
Íbero-Romano, del Mirador de la Laguna, del Observatorio
Ornitológico, así como uno de los parajes más emblemáticos de la
laguna “El Ojo Oscuro”, punto estratégico para observar la
avifauna que habita la laguna y permitamos que esta zona tan singular
exista durante muchos, muchos años.
Juan
F. Cañadas