DEHESAS DE GRANADA

DEHESAS DE GRANADA

Existe una figura de protección que nació para proteger espacios naturales situados en las proximidades de un núcleo urbano, hayan sido o no creados por el hombre, y que atienden a las necesidades recreativas de la población, y en nuestra provincia nos encontramos con 2 islas naturales en las cercanías, una de la ciudad de Granada y otra de la ciudad de Santa Fe.

 LA DEHESA DEL GENERALIFE

En las proximidades del casco urbano de Granada, al este de la ciudad y al sur del río Darro, nos encontramos con un espacio natural protegido, conocido como el Parque Periurbano de la Dehesa del Generalife.
Con 458 hectáreas, que rodean al Conjunto Monumental de la Alhambra, y que nos permiten tener unas maravillosas vistas tanto de Sierra Nevada, como del Sacromonte.
Su estrato arbóreo, está formado por encinas, quejigos y pinos de repoblación, además de matorrales formados por las jaras, torvizco y cantueso. Además podemos encontrar también algunas especies de orquídeas.
Se trata de un espacio que satisface las necesidades recreativas de la población de Granada y que cuenta entre sus equipamientos de uso público con dos áreas recreativas de larga tradición para el esparcimiento de la población de Granada, que son el llamado Llano de la Perdiz y el Aljibe de la Lluvia. También se incluyen el mirador de la Silla del Moro, y un carril para el cicloturismo (Acequia de la Real) y otros para el senderismo como el del El Quejigal del Darro o el de El Barranco de la Silla del Moro, además de espacios arqueológicos como los del Cerro del Sol, Dar al-Arusa, o el Albercón del Negro.

LA DEHESA DE SANTA FE
A unos 5 km al sur del municipio santafesino, nos encontramos con una superficie forestal de unas 238 hectáreas, que presta un servicio público para actividades de ocio, tanto de Santa Fe como de todos los núcleos de población circundantes, como Vegas del Genil, Las Gabias o Chauchina, se trata del Parque Periurbano de la Dehesa de Santa Fe.
Tiene este espacio una fisonomía, formada por colinas, separadas por barrancos. Pinos carrascos de repoblación, cipreses y algún pino negral, rodeados de inmensos campos de cultivos de cereales y olivares, donde aparecen algunas encinas aisladas, higueras y almendros, vestigios de antiguos cultivos. Arbustos como las retamas, bufalagas y aulagas además de varias especies aromáticas, entre las que predomina el tomillo. Además la presencia de barrancos, por los que discurre el agua en época de lluvia, propicia la aparición de algunos pies de olmos o peralejos.
Esta masa vegetal sirve de refugio para numerosas especies de animales como conejos y liebres, zorros y tejones, cernícalos y ratoneros, palomas y tórtolas, grajillas y abubillas, culebra bastarda y viperina, que sobreviven en un espacio natural que tiene una gran presión humana.

Juan F. Cañadas Caldito